GURU MASALA VUELVE A LA CARRETERA...


Hola a tod@s,

Pues si, me voy. Ya llega la hora.

El lunes vuelo hacia el sudeste asiático.

Llegaré a Bangkok y espero pasarme dos meses recorriendo Malasia, Singapur, Camboya, Laos y por último Birmania.

Pretendo cocinar todo lo que pueda, escribir mucho, poner en orden ideas y proyectos, preparar mis futuras clases de cocina y divertirme siempre.

Viajo solo, con unas zapatillas rotas, un par de chanclas, 6 camisetas, mis libros, los cuadernos de notas, una gorra, un rosario budista y mi sonrisa puesta.

También me llevo lo importante, el recuerdo de Madrid en el que estalla la primavera, y el de toda la gente a la que quiero y echaré de menos.

A los amigos del blog prometo teneros al corriente de mis pasos lo mas a menudo posible. Escribiré sobre el viaje, os hablaré de cosas de cocina, y compartiré recetas. Seguid visitándome por favor.

Conjuro pues a mis dioses para que me protejan. Les pido humildemente que sea un buen viaje, que conozca gente hermosa, que visite templos que alimenten mi espíritu, y finalmente que sienta que cada día ha merecido la pena.

...“ni a Ciclopes, ni a Lestrigones, ni al temible Poseidón en tu camino hallaras si no los yergue tu alma frente a tí”.

El Buda, Siva, Ganesh y mi abuela están sobre aviso.

Vuelvo en seguida.

Un beso a tod@s,

Guru Masala

“Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros; alma.
Vivid, la vida sigue,
Los muertos mueren y las sombras pasan,
Lleva quien deja y vive el que ha vivido.”

PAD THAI (Noodles Salteados Thailandeses)


Khao San es el barrio de los mochileros de Bangkok.

Lo bueno y lo malo de la globalización se concentra allí. Gentes de todas partes, restaurantes, cervecerías, tiendas de internet, todas idénticas a las que encontraríamos en cualquier otro rincón del mundo.

Pero afortunadamente la comida local resiste el envite. Siempre he creído que la gastronomía en los países de Asia es tan fuerte que la globalización no puede hacer nada contra ella.

He visto MacDonalds en Chiang Mai, cadenas de comida rápida por tantas ciudades de Asia, llenas de turistas extranjeros y público local.

Y sin embargo, a pie de calle, los tenderetes de comida callejera son los verdaderos reyes. Venden cualquier cosa imaginable y deliciosa. Arroz frito, curries, pies de cerdo en salsa de soja, pollo a la parrilla, rollos fritos y frescos, sopas de gambas, mariscos salteados, cerdo con albahaca, plátanos asados, batidos de soja, pollo a la hainanesa, gachas de arroz, sopa de bolas de pescado y noodles, muchos noodles…

Ninguna cadena de "fast food" puede competir...

En Khao San comí mis primeros pad thai. Pocos platos concentran tal cantidad de público. Son muy baratos y también versátiles. Los cocineros te ofrecen variar tus fideos con multitud de ingredientes.

El Pad Thai es uno de los platos más típicos de la cocina thai. Es famoso entre turistas y locales. Es fácil y rápido de preparar, y tiene la ventaja de que los “farang” pueden ajustar la cantidad (o ausencia) de picante que desean. Algo que no suele ocurrir con la mayoría de platos tailandeses.

Los tallarines se sirven con gambas, huevo y a veces cerdo o pollo. La salsa es agria, por el tamarindo y la lima, salada por la salsa de pescado y dulce por el azúcar de palma. Un sabor muy tailandés…

Que aproveche!

Ingredientes;

200 gr. De noodles planos de arroz, cocidos

10 gambas peladas y desvenadas
2 cucharadas de ajo picado
2 cucharadas de chalota picada
2 huevos batidos
90 gr. de tofu frito (yo compro tofu normal y luego lo doro en la sartén)
2 cucharaditas de azúcar
3 cucharadas de salsa de pescado
2 cucharadas de concentrado de tamarindo
2 cucharadas de zumo de lima
1/2 cucharadita de polvo de chile
Sal
Pimienta negra molida

Para servir

Un buen puñado de brotes de soja
2 cebolletas picadas, solo la parte verde
2 cucharadas de cacahuetes picados
Unas rodajas de chile rojo


Preparación;


En un wok caliente una cucharada de aceite y saltee brevemente las gambas. Reserve.

Ponga otro poco de aceite y dore el ajo y la chalota. Añada los huevos y cuájelos.

Incorpore el tofu y los noodles, mezcle bien y comience a añadir los ingredientes de la salsa. Uno por uno, el azúcar, la salsa de pescado, el tamarindo, la lima y el polvo de chile. Junte bien todos los ingredientes.

Por último ajuste de sal y pimienta, reincorpore las gambas a la sartén y ponga los brotes de soja. Mezcle.

Sirva en platos hondos o boles, y decore con la cebolleta, los chiles y los cacahuetes.

UN MENÚ SRILANKÉS


Lo que tenéis en la foto es el “menú” de un humilde restaurante srilankés.

No recuerdo de donde, aunque creo que es en alguna calle de Colombo. Estos establecimientos se llaman “hoteles”, pero realmente no tienen habitaciones. Ofrecen comidas sencillas a personas humildes. Platos contundentes y baratos para una clientela ecléctica. Trabajadores, familias, ejecutivos despistados, tamiles, cingaleses, malayos…

Me provoca mucha ternura ver esta foto. He pasado tiempo en lugares como este. Las noches en el Pilaoos, con Nilanka y otros, después de salir del Cascade. O con la dulce Erika, que tras aparecer en un templo de Mirissa me invitaba a comer murunga y vasos calientes de zumo de mango.

Al lado de Issipatana Mawatha había un “hotel” donde podía comprar Kottu, o pollo “Devilled”, o alguna otra delicia callejera, y comerla en silencio, entre el ruido de los transistores y el trasiego de la noche.

El de la foto ofrece lo siguiente;

Rotti; es el chappatti srilankés. Normalmente lo sirven con alguna salsa de curry muy picante.

Hoppers; Esta es una de las maravillas de la cocina de Sri Lanka, a la que dentro de poco dedicaré un post. Son creppes de harina de arroz y leche de coco, de forma cónica, dorados en sus bordes y blandos y esponjosos en el centro. Es la merienda mas popular de la isla, servidos con sambols de cebolla dulce y coco. Para mí de lo mejor de Sri Lanka.

String Hoppers; Aunque de nombre similar al anterior realmente no tiene nada que ver. Son tortas de fideos de arroz, cocidas al vapor. Se sirven durante el desayuno con curry de pescado, de huevos y una salsa de coco llamada “Kiri Hodi”. Siempre esperaba poder comer un “srilankan breakfast”. Desayunos para no olvidar!

Paratha; Es una torta de pan hojaldrado.

Kotthu; El kotthu roti es una de las últimas invenciones de la comida callejera srilankesa. Algún cocinero avispado decidió aprovechar los rottis que sobraban cada día. Los cortó en tiras, los salteó con verduras y huevo, y le añadió un cucharón de curry de pollo… Había nacido el Kottu Roti, el plato que une comunidades enfrentadas, que reúne a tamiles y cingaleses frente a un plato de comida…

Pittu; Una especialidad tamil. Se trata de un rollo de coco rallado y harina de arroz hervido al vapor en un cacharro especial. Se come desmenuzándolo y mojándolo en alguna salsa picante.

Rolls; Los rollitos de primavera srilankeses tienen poco que ver con los chinos… Una masa de pescado, especias y patata hervida, empanada y frita… Recién hechos no están mal…

Esta es una pequeñísima introducción a la comida callejera de Sri Lanka. Si alguna vez visitáis la “isla de la canela” ya podéis pisar con pie firme…

Muchos besos de lunes mágico.

Psdt; Es posible que hoy esté nostálgico, pero ayer vi una pelicula que me impactó, "Cerezos en flor". Una obra bellisima, una poesía, un haiku, donde se habla de la esencia. "Mono no Aware".

SINGAPUR, LA MECA DE LA COCINA ASIATICA


Foto;Singapur, modernidad y tradición.

Me encanta Singapur. Me siento feliz cada vez que piso sus calles.

Y eso que la primera vez que llegué sentía prevención y desconfianza… Esperaba encontrar una urbe mastodóntica, moderna y falta de personalidad, un bazar ridículo de todo a 100… Pero no.

Es cierto que es una ciudad moderna, que tiene rascacielos que rasgan el cielo del trópico, y que sus hombres de negocios caminan encorbatados entre miles de centros comerciales…

Pero también es un resumen de Asia. Una amalgama fantástica de razas, culturas e historias.

Una metáfora.


Foto; Niños malayos comiendo y tomando batidos.

Y junto al cemento y las prisas subsisten algunos barrios antiguos y llenos de sabor, Chinatown, Little India, Katong, Arab Street… Soportales, parques, mercados coloridos y una sociedad multiétnica que sabe convivir con un mínimo de tensiones.

Y además, para un enamorado de la cocina asiática, es el paraíso en la tierra.

Los singapureños aman comer, lo consideran el pasatiempo nacional al que dedican tiempo, cariño y esfuerzos. Singapur es un culo de botella al que llegaron durante siglos emigrantes de todas partes del continente, buscando huir de la miseria.

A su puerto arribaron chinos, tamiles, srilankeses, birmanos, indonesios, filipinos… Aquí se quedaron y aquí cocinaron.

La comida asiática en la ciudad es lo más autentica posible, muchas veces mejor que en sus países de origen. En ello les va el negocio. Es tanta y de tal calidad la competencia que a ningún cocinero se le ocurriría inventar para mal.

He paseado mil veces por Little India, subiendo perezoso por Serangon Road, visitando mercados, viendo a las mujeres tamiles comprar oro, comiendo dosas y especialidades vegetarianas.


Foto; Dickson Road, en Little India.

Tuerzo por Dickson Road pensando que esto es como Madrás pero en limpio… y estoy seguro que nunca comí mejor comida surindia, ni en Kochí ni en Chennai... Appam, currys ácidos de pescado, birianis, tabernas de Sri Lanka, cuartuchos nepalíes para comer un “dal baat” surtido y sabroso…

Sigo andando, y tras pasar la mezquita Abdul Gafoor llego a Arab Street. Malayos, pakistaníes, indios fatimíes… todos se dan cita aquí.

Callejas, bares con sisa, restaurantes norindios… es difícil probar comida Paddang como esta. Sayur lodeh, rendang de ternera, lontong de arroz comprimido… pero si cruzo North Bridge Road encuentro a los “pakis” gritones, voceando chappatis y curries deliciosos. Nunca me resisto a una “dalcha” o una korma de cordero. Como consiguen que la carne este tan tierna…


Foto; Puesto de patos lacados.

Y Chinatown con sus mil restaurantes chinos. Hokkiens, Teochews, Hakkas, Cantoneses, preparando especialidades deliciosas e impronunciables.

Las ofertas en Singapur parecen no acabar nunca. Podría ir a Kattong a comer su famosa Laksa,o a un bar de Dim Sum, o entrar en un Kopitian y desayunar koppi con tostadas y “kaya” de huevo y coco…


Foto; Casas típicas Peranakan, en el barrio de Kattong.

Y los Peranakan, “los chinos de los estrechos”, con sus restaurantes elegantes y su comida refinada y ardiente. Y la carretera de la playa donde sirven algunos de los platos nacionales de la isla, cangrejos al chile y a la pimienta…

Aún quedan por probar restaurantes de Szechuan, Birmanos, Thais, Filipinos, Newaris, Balineses, Vietnamitas, Laotianos… alguien da más…

Es Singapur, donde dicen que la gente solo vive para comprar y para comer…

UN BODHISATTVA



Habréis visto que he cambiado de cabecera.

Sentía que necesitaba algo de color, algo más que ese negro y sobrio titulo.

Hace unos días que entra tanta luz por las ventanas de mi casa que decidí que lo adecuado era otro ser luminoso.

Rebusqué entre mis fotos alguna que expresase lo que quería decir, hasta que recuperé la que ahora veis.

Es un Bodhisattva, un “ser de iluminación”. Para el budismo Mahayana es una persona que pospone su propio nirvana para ayudar a los demás en su camino.

Yo he tenido mucha suerte en mi vida, y he encontrado a varios Bodhisattvas en mi senda, llenos de “karuna” y paciencia. Ellos saben quienes son…

La foto esta tomada un bello día de junio, en la playa de Bentota, Sri Lanka. Una noche en que estuve a punto de envenenarme por mi cabeza loca…

Espero que os guste...

Besos y abrazos

RASCAR UN COCO


Así es como una mujer srilankesa deja un coco después de cinco minutos. Mondado…

Ya tiene un buen montón de pulpa fresca preparada para sacar su leche.

Para hacerlo emplean un instrumento llamado “Hiramanaya”. Es una vara de hierro fijada a un banquito de madera por uno de sus extremos. El otro extremo es una pala dentada. Las amas de casa se sientan en el banco y rascan la pulpa del coco contra los dientecillos de metal.

Cada vez que veía a la buena de Subha hacerlo me maravillaba. Su velocidad y la precision quirúrgica con la que era capaz de limpiar el fruto en minutos. Luego, cuando llegaba mi turno, me daba cuenta de los años de práctica, de las generaciones de mujeres que antes que ella hicieron lo mismo.

Yo tardaba un cuarto de hora, me cortaba con la sierra, rascaba la parte marrón del coco…

En fin bohoma stutti por enseñarme tanto!

SAMOSAS DE PANNER Y ESPINACAS



Las samosas son unas empanadillas rellenas y fritas, consumidas por toda la India y los países limítrofes.

Aunque el interior suele tener una mezcla de patatas y guisantes especiados, es normal encontrarlas con los mas dispares rellenos. A veces con carne picada picante, coliflor, o como en este caso, con queso panner y espinacas.

Posiblemente sean las samosas uno de los snacks mas famosos de la India. En un principio nacieron como un alimento fácil de transportar por peregrinos y viajeros, pero hoy en día son un alimento clásico de la comida callejera.

Es posible encontrarlas con diferentes nombres y rellenos a lo largo de toda Asia. Dedicaré un post especial a contaros su curiosa historia y sus avatares.

Su forma tradicional es triangular, aunque en este caso las he preparado con la forma de nuestras empanadillas. Y aunque habitualmente se fríen también podéis prepararlas al horno para hacerlas mas ligeras.

El panner es el queso tradicional indio. Es muy parecido a nuestro queso fresco, y es bastante sencillo prepararlo en casa. Si no lo encuentras puedes comprar un queso como el de Burgos, o atreverte con otros mas fuertes.

Espero que os guste!


Ingredientes,

Masa

225 gr. De harina
2 cucharadas de aceite
Sal

Relleno

225 gr. De espinacas frescas
2 ajos picados
3 cebolletas picadas, parte verde incluida
1/2 cucharada de polvo de curry
1/4 cucharada de garam masala
50 gr. De Panner o queso fresco
2 cucharadas de cilantro picado
2 cucharadas de menta picada
Sal


Preparación;

Para la masa, ponemos la harina, sal y aceite en un bol, añadimos agua suficiente y vamos amasando.

Trabajamos la masa hasta que no se pegue a las pareces del recipiente. Tapamos y dejamos reposar 1 hora.

Para el relleno cocemos las espinacas unos minutos. Quitamos el agua y las exprimimos para que pierdan toda la humedad posible.

En una sartén con aceite salteamos los ajos y las cebolletas, añadimos las espinacas y sazonamos con el curry y el garam masala. Salamos.

Retiramos del fuego e incorporamos el cilantro, la menta y el panner. Desmenuzamos el queso y ligamos bien toda la mezcla. Dejamos enfriar.

Dividimos la masa de harina en trozos regulares. Los amasamos hasta formar un circulo fino (de su finura depende cuan crujientes salgan) y los vamos rellenando con un poco espinacas y queso. Cerramos sellando bien para que no se salga nada.

Calentamos suficiente aceite en una sartén y vamos friendo las samosas por tandas, hasta que están bien crujientes. Las servimos calientes acompañadas de algún chutney o yogurt.

SAN BEI JI (Pollo 3 tazas)


Aún me huelen los dedos a aceite de sésamo. Hace rato que comí, pero al salir de mi cuarto me di cuenta que el salón estaba impregnado de este aroma tan rico.

Nunca he estado en Taiwán. Jamás. Pero he oído que su cocina es deliciosa y muy diversa, una mezcla de las diferentes cocinas regionales chinas transformadas en algo nuevo y con carácter propio. Iré…

Además me encantan este tipo de guisos, preparados en una olla de barro pequeña, con sésamo y soja, cocinados brevemente hasta alcanzar un punto jugoso y muy sabroso.

El San Bei Ji es originario del sur de China, de la provincia de Jiangxi en concreto, aunque se ha convertido en uno de los platos mas populares de la isla de Taiwán.

Su nombre se traduce literalmente como “pollo 3 tazas”, porque parece ser que los cocineros empleaban una taza de soja, otra de sésamo y otra de vino por cada pollo que cocinaban.

Para prepararlo se usa un claypot, o pequeña olla de barro cocido, muy típica de la cocina china y del sudeste asiático. Estas cazuelas suelen estar vidriadas en su interior, y ser de barro cocido en el exterior. A veces se emplean para cocinar, y otras simplemente para presentar los alimentos aun hirviendo en la mesa.

El pollo debe cocinarse hasta que quede prácticamente seco, sin salsa, y con los trozos de pollo caramelizándose y absorbiendo los jugos y azúcares. Personalmente prefiero que quede un poco mas jugoso y con un poco de salsa que empape un buen arroz aromático.

Prueba a prepararlo, porque es muy fácil, y el resultado es buenísimo…

Que aproveche!


Ingredientes;

1 pechuga de pollo limpia y troceada en bocados
3 ajos fileteados
6 rodajas finas de jengibre
2 tallos de cebolleta, parte verde incluida, troceadas
1 y 1/2 cucharada de aceite de sésamo
1 y 1/2 cucharada de salsa de soja clara
1y 1/2 cucharada de vino chino Xaoxing
1/2 cucharadita de salsa de soja oscura
1/4 taza de agua
1/4 cucharadita de azúcar
Unas hojas de albahaca


Preparación;

Caliente el aceite en un claypot o un wok. Cuando este caliente añada el ajo, jengibre y la parte blanca de las cebolletas. Deje que se pongan blandos.

Incorpore el pollo y saltéelo a fuego vivo hasta que pierda el color rosado. Entonces mójelo con la salsa de soja, el vino, el agua y el azúcar. Deje hervir suavemente unos minutos hasta que la salsa reduzca y espese.

Apague el fuego y espolvoree las hojas de albahaca y la cebolleta verde. Sirva con mucho arroz blanco.

JUNTEMOS LAS MANOS


“Es imposible seguir con el insensato consumo del mundo occidental, que ahora extiende sus codiciosos tentáculos por todo el globo. El precio, cuya mayor parte pagarán nuestros hijos, es demasiado alto. Solo actuando unidos, negándonos a comprar alimentos que se han sazonado en secreto con venenos y dolor, podemos enfrentarnos al poder empresarial que envuelve el mundo.

Juntemos las manos. Hablemos por quienes no tienen voz y por los pobres. Defendamos nuestro derecho, como ciudadanos de democracias libres, a volver a tomar las riendas de la producción de alimentos. Sembremos todos juntos las semillas de una cosecha mejor, capaz de generar otra manera de vivir.”


Extracto de un libro imprescindible y concienciador, “Otra manera de vivir. Cuando la comida importa” de Jane Goodall. Leedlo...