SOBREVIVIENDO EN AMOKLANDIA II


Foto; La cocina, "de altura", en Kampong Pluk.

Y sin embargo salir del “guettho” de Pub Street y sus “frapuccinos” es bien fácil... Basta con cruzar el río, coger una bici, o tomar una calleja para encontrarte la Camboya de la gente. Desde luego más real, y más interesante que la del amok.
Principalmente hace falta tener ganas de descubrirla. Te levantas por la mañana, te duchas, y sales a la calle, olvidándote el folleto de la agencia y la lonely planet encima de la cama.

Y ha sido precisamente desde aquí desde donde más he disfrutado de este país. Siem Reap me ha gustado cuando me he mezclado, manchado y vivido situaciones diferentes.
El amigo Sam me llevó al campo, a unos 15 kilómetros de Siem Reap. Todo cambia rápido al dejar atrás los hoteles. Se desvanecen los “Angkor villa”, y “Angkor Pride”, y “Essences d,Angkor”, y de repente vuelve a aparecer la gente normal, y las palmeras de azúcar, los búfalos y los campos de arroz. Se respira bien.

El pueblo se llamaba Churs, o algo así entendí. Y una familia nos esperaba en su cocina, al pie de su casa elevada.

Lo de siempre. Gente amable, calor, niños alegres o asustados, y moscas. El campo. Me sentía bien allí. Prepararon para mi 3 platos khmer. Cocina diaria, normal, sabrosa y cotidiana. No había amok, ni tontunas.

Yo estaba un poco asustado por el Prahok, el condimento maldito de la cocina camboyana. Pescado fermentado que por aquí emplean para sazonar todo. Ellos dicen que se parece al queso azul... Que suerte por que yo no soporto el queso azul... Pero todo fue bien. Muy bien. No me gustó, pero me gustó mucho...


Foto; Pescado frito sobre lemongrass.

Y al día siguiente me fui a Kampong Pluk, un pueblo a orillas del Tonle Sap, el gran lago. Un pueblo no tan visitado. Un lugar increíble, donde dos mil personas se apiñan en casas que se levantan 10 o 15 metros del suelo, viviendo del pescado y de las crecidas anuales del Mekong.


Foto; Kampong Pluk junto al río.

 
Me recibió Srey en su casa. Vive con 15 personas. 4 familias. Le casaron sus padres y tiene 2 hijos. Arriba secan gambas de laguna.
Y las mujeres de la familia cocinaron para mi pescado frito sobre lemongrass y pollo al jengibre. La cocina está a unos 10 metros de la calle, y el suelo son solo unas tiras finas de bambú. Yo me movía de una lado a otro, con miedo a irme para abajo en cualquier momento.

Comimos en el secadero de gambas, mientras Srey me explicaba que 5 meses al año las calles no son tales, sino ríos. Que hay 10 monjes en el pueblo, y que espera que los chinos no construyan la gran presa aguas arriba, porque se les acabará la pesca. Y que su comida diaria era pescado y gambas. “Y la de los días de fiesta Srey?”, “Pescado y gambas”. “Y que coméis al tomar cerveza?”, y sin comprender muy bien mi pregunta me dijo desganado, “pescado y gambas”...

Paseamos por el Tonle Sap y bebimos cerveza Ankor en un restaurante flotante.

Me despedí contento y me puse en camino con la bici. Llegué de noche a Siem Reap. Agotado y quemado. Me duché y me preparé para descansar, cuando Sam me llamó para decirme que bajará a tomar algo con el. Vale, algo rápido que estoy machacado. Si, si rápido.

Y me llevo con sus amigos. Familias camboyanas en un patio. Hombres a un lado y mujeres a otro. ¿Donde he visto yo eso? En la tele fútbol inglés. Un barreño gigante lleno de cerveza helada y dos cerdos asados que comenzaban a ser troceados.

Solo una Sam... y me marcho... Si, si solo una...

3 comentarios :

Maite (Mai) dijo...

jajajaja! sí, sí, solo una :-D

Intento imaginarme el olor del condimento medio queso medio pez o pez tan fermentado que apesta a azul...

Me llama la atenciòn la cantidad de hierba limón que hay en la sartén. Yo apenas uso una rama. Dos si va a una sopa pero nada más... en fin, que me voy quedando con las coplillas y así ir experimentando:-)

Por cierto, ayer no pude resistirme y preparé a la cena una sopa de pescado con leche de coco, tamarindo y zumo de lima, con verduras y unos fideos de arroz. Y es que no me aguantaba -y ayer te decía que estoy aprendiendo a tener paciencia.. yo me parto!-

Y hablando de pescado. La mamá de un amiguín del Kindergarten de Lucas es de Indonesia y una de las cosas que más la descolocan es que en casa no comamos arroz a diario. Se preocupa mucho con este tema y siempre anda regalándome bolsas de arroz- delicioso, por cierto-. Cuando le dije que aquí comemos muy poco pescado le faltó tiempo para llevarme a su casa y sacarme una bolsa enorme de pececitos disecados. Estuvimos como cuarto de hora tira y afloja "qué sí, qué no" y al final tuve que reconocer "Titín, si es que yo no sé cocinar estos pececitos... " y casi se cae de la impresión. Cuando le digo que me tiene que enseñar cocina indonesia me dice que no, que no la gusta cocinar...

A veces parece que somos muy muy distintos, pero luego uno se encuentran con los corrillos en el patio y que al fin y al cabo no somos tan distintos, que es solo cosa de gustos ... no?

Me encantó el día en bici:-)
bss

Anónimo dijo...

ja, ja, eso de sólo 1 me suena a mí también. Cuando estuve en Kampong, que la pillé inundada y me pareció un sitio fantástico, estuve comiendo también en una vivienda que hacía de bar, restaurante o lo que fuera. Pedí permiso para entrar en la cocina para ayudar a preparar el almuerzo y aprender a elaborar un riquísimo plato cuyo nombre no recuerdo pero que apunté muy bien apuntado a base de verduras. Una de las hijas mayores, que es la que cocinaba, me fue enseñando los diversos ingredientes que utilizaban y de dónde los sacaban, todo regado con una cerveza tras otra, fue una gozada cocinar con ella. La amabilidad de esta familia llegó a extremos insospechados y no te cuento las risas posteriores para bajar por esas escaleras hasta la barquita sin perder la dignidad y por ende, caer al agua.
Qué grande eres, Alex!

Maite (Mai) dijo...

Mira lo que son las cosas!
Esta mañana me he encontrado con Titín. Nos hemos ido a tomar un café y le he hablado de tu viaje y de las sopas con tamarindo, y con limas y de los Roti.. me ha dicho que por qué? a mí me mata! pues porque quiero saber a qué saben estas cosas, le he dicho. Quiero conocer mundo descubriendo lo que se come en Asia... me miraba con una cara medio rara medio divertida. No sabía que decirme, esto la descoloca una barbaridad. El caso es que se ha picado y para dentro de dos semanas, cuando tenga vacaciones, me va a llevar -en bici ya ves, nosotras también aunque de fijo que no nos cruzaremos con ningún bisonte- al turco al que le compra la verdura y donde encarga las hojas de banana... y me va a enseñar a hacer un pescadito para chuparse los dedos:-)

También me ha preguntado que por qué llevas tú tanto tiempo en Asia... trabajo? familia? y le he vuelto a contestar: porque le gusta... y de nuevo esa cara medio de guasa medio de incomprensión y solo le ha faltado añadir eso de "pero que locos estos romanos"

Has visto? tu viaje me está abriendo camino al mío propio:-)

Besos y buenas noches